Si la metalengua de Arguedas intenta superar el indianismo para llegar a un indigenismo desde una perspectiva "emica" o interna, ella no sólo se debe a que estemos frente a una novela autobiográfica sino, esencialmente, por el uso de la textualidad poética tanto indígena como occidental. Pero es en el uso de la textualidad indígena donde podemos encontrar en forma más nítida la dimensión poética esencial del texto, se trata de una etnopoesía, en la cual, sin embargo, es posible identificar el tipo de acceso intuitivo al texto propio de cualesquier texto que puede ser caracterizado como poético, esto como recurso narrativo es un factor esencial del relato.
La opción del autor textual por la radicalidad de la propuesta planteada de recuperar el "mito andino" desde el recurso la representación realista de la violencia no involucra el negar el tono poético, por el contrario solamente desde esta textualidad poética se puede expresar la radicalidad del autor textual. Fenómenos como la violencia definida desde el mundo quechua hacia el occidental, no involucran una pérdida del tono poético un tanto intimista, por el contrario, hasta la violencia tiene un espacio en el lirismo del texto.
Por otra parte, no podemos dejar de reconocer que el uso de metáforas, comparaciones y descripciones de corte occidental, hay un tipo de lirismo que le da una impronta que supera el mero nivel narrativo, sobre todo en el vínculo entre sentimiento de soledad y refugio en la naturaleza
"Ningún pensamiento, ningún recuerdo podía llegar al aislamiento mortal que durante ese tiempo me separaba del mundo. Yo sentía tan mío aún lo ajeno. ¡Yo no podía pensar, cuando veía por primera vez una hilera de sauces hermosos, vibrando a la orilla de una acequia, que esos árboles eran ajenos!" (Arguedas, 1967, p. 79).
No obstante, pensamos que es en la recuperación de la textualidad indígena donde la dimensión poética resalta y, como veremos, adquiere un verdadero "temple de ánimo".
Afirmamos que este eje poético se hace presente en el uso de palabras-términos y cantos indígenas, lo que ordena el texto. El doble registro en el uso de textos quechuas, sigue el orden del mito andino, donde la ritualidad del canto antecede y prosigue la violencia, canto y violencia son las que marcan el ritmo del relato. Así, el ritmo mismo de lo relatado toma una dimensión poética, donde la poesía aflora para dar cuenta de la dimensión indígena no comprendida, sólo la metáfora poética occidental y el texto poético ritual andino permiten la representación de toda situación crucial del relato, intercalándose.
El personaje principal y voz del relato, Ernesto, rememora y añora su pasado contacto con los indígenas , este contacto es lo que provee de un tipo de acceso a la realidad que sólo puede desembocar en la comprensión de carácter poética ya sea a en términos occidentales o en términos indígenas..."Los jefes de familia y las señoras, mamacunas de la comunidad, me protegieron y me infundieron la impagable ternura en que vivo" (Arguedas, 1967, p. 59). Por ello, este recurso a lo poético nos hace reflexionar respecto del género. En el plano de la búsqueda de la homogeneidad este texto debe ser incluido, como ya afirmamos, en el plano de la novela, sin embargo, la textualidad paralela que en él confluye da cuenta de una recuperación de textos rituales que, en nuestro lenguaje, pueden ser considerados como folclóricos y simultáneamente como poéticos, por lo cual la transtextulidad del relato nos hace poner en cuestión el carácter único de novela del libro. ¿Cómo cerrar los ojos frente al carácter etnopoético del texto?
El autor textual desarrolla una compleja tarea creativa en la confección de los distintos huaynos y textos rituales presentes en el libro, algunos corresponden a recopilaciones, otros son recreaciones en las cuales el estilo poético tradicional de estos textos se adapta al sentido del relato y, particularmente, a la voz de Ernesto, identificándose estas textualidades no occidentales como recurso para la configuración del escenario de la novela, en tanto su contexto de recepción será el de la literatura occidental.
Corresponde por ello citar a Van Dijt, en tanto según él... "la identificación de un discurso literario como tipo depende en última instancia de las funciones socioculturales de este tipo de discurso" (Van Dijt, 1980, p. 118). Arguedas, autor empírico, recopiló en su vida numerosos huaynos y textos tradicionales, y una vez puesto en el esfuerzo de escribir echa mano de ellos intentando ser coherente, tanto con el sentido del texto que va creando como con la cultura quechua.
La originalidad respecto de la transtextualidad de esta obra la llevó en muchas ocasiones a ser incomprendida, en tanto, desde este recurso a la textualidad tradicional quechua rompe con la visión habitual respecto de lo que una novela debe ser. En la introducción del texto Katattay, de Arguedas, Alberto Escobar nos señala...
"no está fuera de sitio recordar que en más de una ocasión la crítica reprochó al escritor de Agua esa desconcertante facilidad con que, el narrador Arguedas, perseguía instancias líricas que terminaban por obstruir el decurso narrativo, o que tendían a relajar como en Los ríos profundos la limpidez y coherencia de las estructuras novelescas"
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