lunes, 22 de abril de 2013

CANCIÓN A JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

CANCIÓN A JOSÉ MARÍA ARGUEDASVals
Autoría: Alicia Maguiña
Quisiera hundirme en la tierra
para encontrarme contigo
y cargarte a mis espaldas,
huérfano niño dormido.
Camino de la quebrada,
perfumarán las retamas,
arrullarán las torcazas
tu sueño José María.
Ya no estará la madrastra,
ya no temblarás de frío,
ya las penas se acabaron,
todas te las has sufrido.
Mamay doña Caytanaman
te espera a orillas del río,
despertarás en sus brazos
abrigado en su cariño.
El taita Felipe Maywa
hará morir a la muerte
y al pie de los maizales,
vivirás eternamente.
Ya no estará la madrastra,
ya no temblarás de frío,
ya las penas se acabaron,
todas te las has sufrido.

Parte 5 - vida de José María Arguedas


lunes, 15 de abril de 2013

Hablemos de Cesar Vallejo , un 15 de abril como hoy .. murió en París.

Un día como hoy  15 de abril ... Un compatriota de José María Arguedas.
"El famoso poeta Cesar Vallejo" , murió en París.






El 15 de abril de 1938, falleció en París, César Vallejo, un  grande y célebre poeta peruano.

Vallejo es uno de los más grandes poetas que haya dado el Perú  nacido en Santiado de Chuco , provincia de la Libertad ,  un gran poeta de latinoamérica, su obra a sido  estudiada a nivel mundial.

 Entre sus obras están: "Los Heraldos Negros", "Trilce", "España, aparta de mí este cáliz", "Piedra Negra sobre una Piedra Blanca", "Poemas Humanos".

En 1923 emprendió su viaje a París para no volver más al Perú. También compartió su tiempo en Madrid. Vivió del periodismo y de trabajos de traducción y docencia. En 1931 publicó 'El Tungsteno', una novela indigenista.
Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas Humanos y España, aparte de mi este cáliz.

Hablaremos aquí , que fué maestro de Ciro Alegría otro gran poeta de gran importancia para el Perú y Latinoamerica.

También recordemos que Cesar Vallejo en su poema "Piedra Negra" presagió su muerte :

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París ?y no me corro?
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


Murió en París , un día con aguacero, no un jueves .. pero si un viernes!

Gracias Cesar Vallejo , tu obra literaria es de gran importancia.

Parte 4 - vida de José María Arguedas


Arguedas vió al Perú así :





En el, ahora, amplio panorama literario y rica cultura peruanos, la presencia de José María Arguedas se ha hecho imprescindible, más aún si se quiere interpretar cualquiera de los espacios en los que el propio ciudadano o poblador peruano es protagonista, más allá del disfrute estético de sus obras literarias. A cien años de su nacimiento y a cuarenta y dos de su trágica muerte, esa presencia ha servido también para observarnos como ciudadanos de un país por demás extraordinario en historia, tradición, sabiduría y todo lo que se puede encerrar bajo el general y amplio concepto de cultura.

Basta repasar la historia literaria de los últimos quinientos años, iniciada por Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala, que sumada a los más de dos mil años de tradición literaria oral (cantos, ritos y leyendas) e iconográfica (textiles, ceramios y tallados) de todas las culturas que se desarrollaron en este territorio que luego se llamó Perú, para entender que la mirada de José María Arguedas es una especie de aguijón imposible de no sentir.
Si bien el escritor andahuaylino es considerado, principalmente, como autor de novelas y poemas, un artista de la palabra, y los críticos y académicos lo han encasillado en la corriente del indigenismo o indianismo, hay otras dimensiones del conocimiento social en el que ha hecho importantísimos aportes, con los que cada vez entendemos mejor nuestra compleja cultura.
La antropología peruana, por ejemplo, le debe mucho a José María Arguedas por los trabajos etnológicos y etnográficos que hizo sobre mitología prehispánica, música popular, folklore, el idioma quechua, la educación popular, historia y costumbres de pueblos andinos, hasta entonces ignorados por la visión “costeña” o centralista del que el Perú aún no puede despercudirse. Resultado de esas investigaciones están la revaloración de expresiones artísticas y rituales como “la danza de las tijeras” o la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Candelaria, de Puno.
Al mismo tiempo, el país le debe a Arguedas, una de las miradas, enfoques, puntos de vista más interesantes y sinceras que se tiene de la realidad peruana, no solamente de la etapa que a él le tocó vivir, sino de toda la historia de un país que ha crecido desgarrado por miradas y percepciones divergentes, por la permanente y violenta pugna de culturas y por un proceso de mestizaje muy complejo y de sincretismo cultural único (entendiendo sincretismo cultural como reinterpretación). Pero, tal vez, sea la emotiva manera de retratar el Perú, desde la artística contemplación literaria hasta la estricta percepción científica social, que defendió hasta el último instante de su vida, el mayor aporte que este sencillo hombre provinciano hizo a un país tan entreverado y heterogéneo, tan desangrado y humillado, tan rico y opulento, tan diverso y hermoso, tan sufrido, tan amado.
Sin embargo, así como fue querido y respetado, Arguedas sufrió el artero ataque de quienes no comprendieron, o no quisieron hacerlo, el fondo de su obra literaria y propuesta cultural, lo que terminó sumiéndolo en la depresión, la que ya era parte de su vida íntima desde que, de niño, tuvo que huir de la casa para refugiarse en una alejada hacienda andina para recibir amor. Su vida personal, esa historia interna que lo atormentaba, que fue inseparable de su expresión artística y científica, también tuvo que salir a flote durante su matrimonio, su desempeño como funcionario público, como docente escolar y universitario, como escritor y como amigo, para terminar de carcomer su espíritu que, como él mismo dijo, sobrevivía solo por amor al Perú.
Pero tal parece que hemos ido leyendo la obra de Arguedas y comprendiendo, de alguna manera, la forma cómo él vio el Perú, y no hemos hecho lo que nos ha ido proponiendo en cada una de sus páginas, ver el Perú. Seguimos estudiando, y por supuesto disfrutando la obra de Arguedas, pero no hemos hecho la tarea de percibir al país desde aquellos lados oscuros con los que se manifiesta, sus canciones, danzas, costumbres, ritos y formas de convivencia que son, finalmente, los aspectos en los que se reconoce el espíritu de un país, una nación.
Al decir “lados oscuros” me refiero a que, a pesar de que conocemos y hemos visto muchas manifestaciones culturales, tanto de las grandes ciudades o de las pequeñas comunidades, aún no las hemos hecho nuestras, siguen siendo vistas como “alejadas” o del “interior”, o de las “provincias”, como si se trataran de sucesos de un espacio, un mundo, una cultura ajena a la nuestra. No hay un interés subliminal o subjetivo de presentar los otros rostros del Perú, como dicen los modernos detractores de Arguedas, sino de recordar que el encargo intelectual del autor de “Todas las sangres” fue hacer que aquellos pueblos olvidados y marginados, con todo y su cultura, su pobreza y su historia, puedan sobreponerse a su estado de degradados y continuar su vida al compás de un progreso que no se traduce en riqueza monetaria, sino en calidad de vida.
Difícil de comprender para algunos intelectuales, que no han ido más allá de las páginas de “Los ríos profundos” o “Agua” para encontrarse con un Perú más rico aún, más allá de las montañas y entre los cálidos valles andinos, donde habitan, cantan y bailan y siembran la tierra y saludan a sus dioses y se adornan los sombreros con flores y que esperan tener su oportunidad para ser, también peruanos. Errónea la forma de pensar aquella que dice que ver el Perú desde adentro es no avanzar. “Avanzar” ¿cómo? ¿Hacia dónde? Errónea la forma aquella de decir, como muchos “costeños” o “urbanos” impostados que escuchar huayñitos es atraer la pobreza.
La obra de José María Arguedas es un moderno y emotivo fresco de la realidad peruana del siglo veinte, desde donde se puede ver el pasado y proponer el futuro, como lo han hecho los antiguos peruanos en su visión circular del mundo. En “Agua” (1935), en que reúne sus tres primeros cuentos, se manifiesta el conflicto social y cultural en una comunidad andina desde los ojos de un niño; éste se ubica en medio de los “blancos” y los “indios”, abusivos y prepotentes aquellos, y sufridos pero solidarios los últimos; pero sobre todo aparece, como protagonista de la literatura peruana, la cultura andina vista como un espacio en que los hombres viven con los mismos sentimientos y experiencias que en cualquier otra comunidad, costeña, urbana o “moderna”. Este es el primer aporte de Arguedas a la literatura peruana, pasar del indigenismo al indianismo y de ahí al cholismo. Ese niño de los cuentos de “Agua” no es un indio, tampoco un misti, es un cholo.
Luego vendría la novela “Yawar fiesta” (1941), en la que, desde el punto de vista de pobladores mayores de una comunidad, que tienen la cualidad de analizar su propio contexto, se refleja la realidad y los conflictos culturales en los que se desenvuelven las comunidades andinas, las que aún se expresan a través de sus antiguas manifestaciones a pesar de que ya están imbuidas en el ritmo y proceso impuesto por las culturas foráneas.
En “Los ríos profundos” (1958), su obra estilísticamente superior artística y literariamente, Arguedas propone, desde una perspectiva más madura, el conflicto que supone el tránsito de una cultura a otra de un personaje que a la vez transita de la niñez a la adolescencia. Es además una metáfora del tránsito cultural de los pueblos andinos, un proceso de siglos que ha terminado por convertirlos en espacios sociales ambiguos, intermedios, con profundos elementos y manifestaciones ancestrales y a la vez con extraordinarias asimilaciones de la modernidad. Esto es ser cholo. En esta novela, es protagonista también el lenguaje, que en voz de su protagonista, muestra el conflicto del autor por querer expresarse en quechua y castellano, lo que marcará luego una de sus frustraciones: el no poder hacerlo.
En 1961 publica “El Sexto”, novela también autobiográfica ambientada en una de las prisiones más lúgubres de Lima, en la que fue recluido Arguedas por asuntos políticos. Nuevamente aparece el conflicto, el enfrentamiento de clases y grupos sociales, ilustrados a través de la lucha entre el bien y el mal, la violencia y la solidaridad. Es la primera obra literaria de ambientación urbana, o limeña, y la primera en la que Arguedas se expresa totalmente en castellano, sin que esto lo aleje de su punto de vista andino, o provinciano.
Será con la novela “Todas las sangres” (1964) con la que intentará Arguedas concentrar, presentar y entender el mundo andino en toda su dimensión, pero sobre todo intentará que el lector, al que supone leal y solidario, sea quien entienda y asuma ese mundo como propio. Arguedas intenta hacer entender que el país está conformado por todas las razas y culturas y que sus habitantes, herederos de esas razas y culturas, son parte de ese país, por lo tanto se comprenda y asuma esa identidad, unidad y espíritu, como necesarios para concretar una convivencia armoniosa y pacífica. Pero “los analistas, sociólogos y críticos” no lo entienden, por lo tanto los lectores tampoco lo hacen. El mundo de “todas las sangres” seguirá siendo ajeno, un invento, una ficción, una historia que no expresa la realidad.
José María Arguedas escribió más cuentos y recuperó y tradujo leyendas y mitos, también hizo poesía, excelente poesía, publicó sus estudios antropológicos, impulsó la investigación desde sus cargos de director de museos, estimuló la educación en los pueblos andinos, transmitió sus propuestas a través de la docencia universitaria, debatió con escritores e intelectuales de otros países, defendió el arte como punto de partida de la expresión literaria sin dejar de lado la perspectiva personal o autobiográfica, alentó a los jóvenes a estudiar y escribir sin miedo, protegió las ancestrales manifestaciones culturales, pero sobre todo buscó que se trabaje por las comunidades postergadas de todo el país.
Mientras lo atormentaba la idea del suicidio, para escapar de sus problemas familiares y deshacerse de los demonios interiores, desprenderse de sus frustraciones como intelectual y artista, recibió premios y homenajes, fue jurado de premios literarios como el de Casa de las Américas y escribió entre insomnios, pastillas y viajes la novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, nueva mirada urbana de la condición humana a través de su experiencia como escritor, investigador y profesor. La novela se publicó en 1971.
Dos años antes, los últimos días de noviembre de 1969, José María Arguedas escribió las últimas notas de su diario y algunas cartas a sus amigos. Era el fin. Agradeció a quienes lo acogieron, quisieron y comprendieron; dio recomendaciones a amigos y alumnos, reflexionó sobre su vida y obra, y dispuso los asuntos finales sobre su sepelio; luego cogió un arma, se encerró en un baño de la Universidad La Molina y mirándose al espejo se disparó en la cabeza. La bala, caprichosa como los dos anteriores intentos de suicidio, y casi como toda su vida, le hizo una mala jugada y le hizo sufrir aún más. Tras cuatro días de agonía murió el 2 de diciembre.

lunes, 8 de abril de 2013

Parte 3 vida de José María Arguedas.


Parte 1 Ríos Profundos.







 
Síntesis del argumento :Narra la entrada de Ernesto y su padre, un abogado de provincias al Cuzco. Allí Ernesto pasa por una experiencia de descubrimiento y toma una posición de defensa de la cultura del mundo indio.En el segundo capitulo se narran los viajes continuos de Ernesto con su padre de pueblo en pueblo, y su llegada a Abancay. El tercer capitulo nos hace ver la situación de marginación del joven Ernesto y su padre Gabriel y su momento de separación, al quedarse internado en un colegio de Abancay.


 Ernesto y su padre, un abogado de provincias al Cuzco. Allí Ernesto pasa por una experiencia de descubrimiento y toma una posición de defensa de la cultura del mundo indio. En el segundo capitulo se narran los viajes continuos de Ernesto con su padre de pueblo en pueblo, y su llegada a Abancay. El tercer capitulo nos hace ver la situación de marginación del joven Ernesto y su padre Gabriel y su momento de separación, al quedarse internado en un colegio de Abancay.
Nudo: El joven Ernesto conoce en el colegio a personas de diferentes razas y de clases sociales contrarias. En el colegio religioso es escenario de los diferentes problemas juveniles.
Desenlace : El adolescente Ernesto recibe una carta de su padre en donde le dice que vaya a vivir con su tío, el acepta muy gustoso por que sabe que allí estará junto a los indios y los colonos.





En el 2011 se presentó obra antropológica de los "Rios Profundos"

 
 
 
 
 
 
 
En el Centenario del Natalicio de José María Arguedas en el año 2011, la Comisión del Ministerio de Educación presentó la Obra Antropológica del autor de Los ríos profundos, en una ceremonia en la que estuvieron presentes la ministra de Educación, Patricia Salas O’Brien; el ministro de Cultura, Luis Peirano; y los integrantes de la Comisión, Carmen María Pinilla y Gonzalo Portocarrero. Esta obra comprende 7 volúmenes, cuyo trabajo de recopilación ha sido realizado por Sibyla Arredondo, viuda del escritor, y que ha podido materializarse por la Derrama Magisterial, el Instituto de Estudios Peruanos, la Dirección Regional de Cultura de Cusco y la Fundación del Banco de la Nación. Arguedas no solo fue un escritor sino también un antropólogo. En estos 7 tomos se podrá encontrar más de 2.500 relatos orales del Perú que él mismo logró recopilar, entre 1946 y 1953, cuando trabajaba como funcionario del Minedu. Durante la ceremonia se presentaron los logros conseguidos por la Comisión durante sus últimos 2 años. Como haber logrado que el tramo Nasca-Puquio de la Carretera Interoceánica Sur lleve el nombre de “Carretera José María Arguedas”, como parte del circuito turístico que recorre los lugares en los que el autor vivió de niño, denominado “Ruta Arguedas”.

Parte 2 - José María Arguedas

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 5 de abril de 2013

LO QUE ARGUEDAS QUISO DIFUNDIR CON SU OBRA





José María Arguedas quiso en su obra difundir la cultura, el arte, la vida del campo; así como se nos muestra en sus cuentos de antología; por eso en ellos quiso mostrarnos al Perú profundo, a esa gente que siente, que sufre, pues él conoció mejor que nadie la cultura indigenista; valorar los paisajes de la sierra de nuestro país, como sus danzas, sus cantos, religión; un cultura diferente a la que vivimos, y a la vez parte de nosotros.

 

Arguedas al ser hijo de abogado conoció y vivió otro tipo de realidad. Esto influyó en su juventud y se dio cuenta que existe más de un cultura, y tuvo que afrontar ciertos desprecios por pertenecer a dos culturas y ser parte de un mismo país.

 

Hoy día, aparece con más claridad que la única posibilidad, pasa necesariamente por dar una nueva dimensión a la solución de nuestros problemas para soldar esta fractura histórica de razas y culturas que se inició en el Perú hace 500 años. La desigualdad y violencia política actual ha terminado por dar cuenta de los peligros que se ciernen en el futuro si no exigimos el desmoronamiento de todo este andamiaje de códigos y normas racistas en que se asienta nuestro Estado. La lucha por una auténtica democratización del Estado ha devenido en un sector intelectual comprometido con la cultura andina, en un discurso que exige la necesidad de nuevas reglas de juego en lo económico, en lo político y en lo social.

 

Vivimos en un país con grupos étnicos diversos y con clara presencia de mestizaje donde las prácticas racistas y discriminatorias están arraigadas en la vida cotidiana, La ignorancia e indiferencia continua dominando a enormes sectores de la población, esto evidentemente causa en el país un gran atraso. ¿Cómo curar este mal?,  una forma de empezar el tratamiento es aceptando el problema y enfocándolo honestamente, no ocultarlo ni taparlo cuando obviamente resalta a las luces. El racismo existe, obviamente no todos podríamos categorizarnos como "racistas" es algo extremo pensar así, lo que sí creo es que todos nosotros tenemos ciertos prejuicios en contra de algunos grupos.  Chile es clasicista por razones económicas, pero en Perú no solo hay divisiones clasistas por cuestiones económicas, también hay divisiones raciales. Los cholos quienes tienen acceso a la educación y aun así tienen buen nivel académico, siendo mejor que muchos blancos, aun son rechazados por la sociedad.

José María Arguedas, al formar parte de los indios, aprendió a amar su cultura..


El amor por la cultura indígena, llevó a Arguedas a luchar por causas justas, elevar una voz de protesta, decir basta a los abusos, atropellos hacia los indios,  por ser personas de la sierra y que solo sirven a los poderosos. Tienen que ser respetados como seres humamos y como cultura peruana.


“Pues esto el mismo relata: “Fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aún más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo. ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico”. (Antología Elemental – Yo no soy un aculturado).
Arguedas, al verse obligado desde niño a convivir con los indios,  aprendió a amar la cultura indígena; aunque sus rasgos físicos no fueran iguales.
Cuando su padre lo lleva a la ciudad de Ica a realizar estudios superiores; Arguedas se da cuenta de  que no pertenecía a esta nueva cultura, podía ser más blanco que muchos de sus compañeros de clase, pero la discriminación se daba por su lugar de origen, costumbres y  su forma de hablar.
Arguedas decía: “se siente un blanco dentro de los indios y un indio dentro de los blancos”.
Pero vivir, interactuar en estas dos culturas le enseñó a amarlas, respetarlas,  aprender de cada una de ellas, hacerlas parte de su vida para siempre.
Argumentos:
El investigador Julio León, autor de 'Anotación crítica de El zorro de arriba y el zorro de abajo, de José María Arguedas', sostiene que “si hay que señalar un hilo conductor de toda la producción Arguediana, debemos recordar que él fue o, mejor, se sentía 'como un demonio feliz (que) habla en cristiano y en indio, en español y en quechua' como él mismo lo dijo al recibir el premio Inca Garcilazo de la vega en 1968”.
El estudioso explica que esta excepcional condición de hombre que pertenece a dos culturas inseparables y, a la vez, contradictorias, le hace observar y percibir su tiempo y su mundo con la mirada de dos cosmovisiones diferentes.
“Esa biculturalidad de Arguedas se enhebra – y esto es lo central e invariable en toda su obra- con una opción ética: Arguedas escribió para rescatar lo mejor de una cultura milenaria y que él consideraba silenciada por efecto de los siglos de dominación: el blanco Arguedas se sentía indio y con ese peso de su sentimiento indígena su obra interpela el poder en defensa del Otro”.

 

José María Arguedas



José María Arguedas Altamirano : nació en  Andahuaylas, Perú, 18 de enero de 1911, fue un escritor, poeta , traductor ,profesor, antropólogo y etnólogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la narrativa indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza. Introdujo en la literatura indigenista una visión interior más rica e incisiva. La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la occidental, traída por los españoles), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo.

 

Su labor como antropólogo e investigador social no ha sido muy difundida, pese a su importancia y a la influencia que tuvo en su trabajo literario. Se debe destacar su estudio sobre el folclore peruano, en particular de la música andina; al respecto tuvo un contacto estrechísimo con cantantes, músicos, danzantes de tijeras y diversos bailarines de todas las regiones del Perú. Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante.