jueves, 30 de mayo de 2013

Reflexión

“EL DOLOR DE LOS DEMAS, TAMBIEN ES EL MIO”
Sabiendo que el Perú es un país multicultural, casi siempre nos hemos encontrado con personas que pertenecen a otras culturas, nos hemos impresionado por la diferencia de costumbres, forma de hablar, forma de vestir y distintas diferencias lo cual caracterizan a cada una de las culturas. Uno de los distintos problemas pero que repercute mucho en nuestra forma de ser y nuestro pensamientos y sentimientos, es el mal trato, la fastidia o tal vez quizás el desprecio que nos tienes otras personas por pertenecer a otra sociedad, cuando no somos natos de la ciudad donde ellos viven, esta historia la experimento José María Arguedas al vivir en una sociedad donde la hegemonía es lo que importa mas y integran a sus vidas a las demás sociedades como en este caso vienen a ser los indígenas. Esta situación lo experimente yo que soy de la selva peruana y específicamente de Tarapoto, departamento de San Martin, cuando algunas personas me molestan y tal vez quien sabe hasta me odian, pues no tengo la culpa de haber nacido allí pero quizás ellos deberían de tener un respeto hacia mi persona y demás personas que sufren la consecuencias de desprecio al igual que yo y el señor José María Arguedas, un niño que nació y vivió en Andahuaylas, para luego ser rechazado por la sociedad que se cree lo máximo( los costeños) que repudian a las demás regiones como la sierra y la selva).
Pero hablemos sobre la biografía de este señor José María, que fue educado por sus padres pero al poco tiempo su madre murió y se quedo sin el amor verdadero de una madre, su padre tenía mucho interés en Él; quizás estas enseñanzas que recibió por parte de su padre solamente, en valores, buenos modales, fueron aspectos importantes para su buen desempeño y la labor exitosa que realizo en nuestro país.
José María Arqueadas creció sin el cariño de una madre que realmente lo necesitaba, creció con un sentimiento y forma de trato común a lo que todo el mundo.

Resumen "El sexto".

Empieza con el ingreso de Gabriel Osborno a la prisión y lo primero que oye es la canción de “La Marsellesa De Los Apristas” que es cantada por los presos políticos del tercer piso. Gabriel es conducido al pabellón de los presos políticos y es introducido en una celda.
Alejandro cámac Jiménez y Gabriel serán de celda. Cámac, a medida que pasaban los días, le fue enseñando a los presos uno por uno: Maraví, el amo del sexto; el Negro Puñalada, el Piurano, Rosita, el Pato, el Pacasmayo, entre otros.
También le dice que en el primer pabellón están los vagos (2º piso) están los delincuentes mas avezados (violadores, asesinos, estafadores) y en el tercer piso, se encuentran los presos políticos.
En la novela se narra la muerte del pianista, la violación de Libio Tasaico por parte del negro puñalada, la muerte de 2el pato” por del piurano, el suicidio de “Pacasmayo”, la muerte del Japonés, la locura del delincuente “clavel”, la muerte del “negro puñalada”.
El escritor José Maria Arguedas cuenta el humano de una cárcel peruana. El dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte, son vitales que giran alrededor de la obra.

Resumen "Ríos Profundos"

Ernesto y su padre, un abogado de provincias al Cuzco. Allí Ernesto pasa por una experiencia de descubrimiento y toma una posición de defensa de la cultura del mundo indio.

En el segundo capitulo se narran los viajes continuos de Ernesto con su padre de pueblo en pueblo, y su llegada a Abancay. El tercer capitulo nos hace ver la situación de marginación del joven Ernesto y su padre Gabriel y su momento de separación, al quedarse internado en un colegio de Abancay.

El joven Ernesto conoce en el colegio a personas de diferentes razas y de clases sociales contrarias. En el colegio religioso es escenario de los diferentes problemas juveniles.

EL joven Ernesto se siente plenamente lentificado con la problemática social que sufre el pueblo de Abancay, en especial los colonos que eran explotados. En los capítulos VIII, IX y X, se relata la bruta represión del ejército contra las chicheras, y se presenta el ambiente de pugna y hostilidad creciente, tanto en Abancay como en el colegio religioso.

En el capitulo XI se narra la epidemia que se origina entre los colonos; pero lo mas alarmante es que amenaza extenderse hasta la ciudad. Los estudiantes del colegio religioso y los pobladores deciden abandonar la ciudad al oír que la epidemia comienza a matar colonos.

El adolescente Ernesto recibe una carta de su padre en donde le dice que vaya a vivir con su tío, el acepta muy gustoso por que sabe que allí estará junto a los indios y los colonos.

Argumento : "El zorro de arriba y el zorro de abajo".

Argumento de la obra:
El reconocimiento de la autenticidad cultural, el rompimiento de los moldes impuestos por
la M.H. y la mafia, y la ambición de progresar
―como la de los “malos ejemplos” analizados― son los factores que se encuentran en la masculinidad alternativa los cuales proveen a cada hombre que la asuma de la
confianza necesaria para emprender su propio camino de liberación. El hombre que ejerce la
masculinidad alternativa, entonces, goza del sexo, se contacta con su cuerpo de forma alegre
y libre, y puede revertir la dominación política y social que se ejerce sobre las subjetividades
Asimismo, este modelo de ser hombre adquiere características
adicionales como violencia . alineacion la modernidad que consume a los indios de esas epocas que quienes quieren la aceptacion de la capital.
 


 Tiempo real:
La época en que está ambientado el relato es la década de 1960, es decir sincroniza con el tiempo en que fue escrito.

d)Tiempo ficcional:
El 28 de noviembre de 1969 Arguedas se pegó un tiro. Se dice que esta obra relata como planea su muerte .

e) Conflicto mayor:
Nos relata que en Chimbote, se despliega un orden simbólico que determina la construcción de las identidades
masculinas: Esta se identifica con la ley que impone la mafia de la harina de pescado,
liderada por Braschi. A través del uso del lenguaje y de las performances en el puerto, el prostíbulo
y el ámbito privado, la M.H. domina el comportamiento de los hombres, quienes serán considerados
como tales sólo si reiteran y respetan los mandatos de este orden simbólico. En este contexto,
Chaucato se establece como el principal defensor de la M.H. No obstante, este rol entra en crisis por
dos factores: el matrimonio y la conciencia de su subordinación ante la mafia. Al recibir las
amenazas de parte de ésta, Chaucato empieza una disputa imaginaria con Braschi para definir quién
es el mayor representante de la M.H. Por ello, Chaucato intenta subordinarlo imaginariamente a
través de la instigación del asesinato de Maxwell cometido por el Mudo. Sin embargo, la aparente
rebelión de Chaucato culmina infructuosamente pues refuerza el poder de la mafia.
Por su parte, el Mudo, asesino de Maxwell, es representante del hombre sujetado y subyugado
por este sistema. Ello provoca en él gran frustración, odio por sí mismo y un temor de perder su
propia identidad, los cuales traslada hacia el exterior en la figura de Maxwell, como una manera de
acabar con estas amenazas. En cambio, Maxwell encarna la masculinidad alternativa que subvierte
la dominación de la mafia, pues su actuación desestima la autoridad de la M.H. y dota a sus ritos de
una fuerza liberadora e inspiradora, que los resignifica. Esto se da gracias a su aprecio por la
riqueza cultural andina, así como el ejercicio y transmisión de una pulsión erótica extendida. Esto nos refleja en como en el tiempo la superioridad de quien es mas masculino refleja mucho hasta un grado de limite que el llamado "mudo" tiene miedo a perder hasta su proia personalidad , tambien nos refleja la recuperación del cuerpo, el ejercicio de la sexualidad en libertad, la autonomía personal, la
revaloración de la cultura andina, la solidaridad y la conexión con la naturaleza.

f) Conflicto menor: Relativamente el conflicto menor , aunque para el grado de traumas que tuvo Arquedas en su infancia debio de ser el conflicto mayor es en como paradogicamente este en como su muerte iba a llegar, tomando en cuenta que se quito la vida aquí el escritor anuncia que no podrá culminar la novela y hace un breve repaso sobre los personajes de la obra, contando cómo habría sido la suerte final de cada uno de ellos. Luego de decir que ha luchado inútilmente contra la muerte, anuncia su inminente partida:
Despidan en mi un tiempo del Perú, cuyas raíces estarán siempre chupando jugo de la tierra para alimentar a los que viven en nuestra patria, en la que cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoísmo puede vivir, feliz, todas las patrias.
el autor hace alusión al balazo que acabaría con su vida. Un mes después el escritor se disparó un tiro en la cabeza. Se puede decir que esta obra José María Arguedas la terminó con su vida y asi culmina su obra que fue publicada despues de su muerte.

lunes, 20 de mayo de 2013

La Obra de Aruedas.

Si la metalengua de Arguedas intenta superar el indianismo para llegar a un indigenismo desde una perspectiva "emica" o interna, ella no sólo se debe a que estemos frente a una novela autobiográfica sino, esencialmente, por el uso de la textualidad poética tanto indígena como occidental. Pero es en el uso de la textualidad indígena donde podemos encontrar en forma más nítida la dimensión poética esencial del texto, se trata de una etnopoesía, en la cual, sin embargo, es posible identificar el tipo de acceso intuitivo al texto propio de cualesquier texto que puede ser caracterizado como poético, esto como recurso narrativo es un factor esencial del relato.
La opción del autor textual por la radicalidad de la propuesta planteada de recuperar el "mito andino" desde el recurso la representación realista de la violencia no involucra el negar el tono poético, por el contrario solamente desde esta textualidad poética se puede expresar la radicalidad del autor textual. Fenómenos como la violencia definida desde el mundo quechua hacia el occidental, no involucran una pérdida del tono poético un tanto intimista, por el contrario, hasta la violencia tiene un espacio en el lirismo del texto.
Por otra parte, no podemos dejar de reconocer que el uso de metáforas, comparaciones y descripciones de corte occidental, hay un tipo de lirismo que le da una impronta que supera el mero nivel narrativo, sobre todo en el vínculo entre sentimiento de soledad y refugio en la naturaleza
"Ningún pensamiento, ningún recuerdo podía llegar al aislamiento mortal que durante ese tiempo me separaba del mundo. Yo sentía tan mío aún lo ajeno. ¡Yo no podía pensar, cuando veía por primera vez una hilera de sauces hermosos, vibrando a la orilla de una acequia, que esos árboles eran ajenos!" (Arguedas, 1967, p. 79).
No obstante, pensamos que es en la recuperación de la textualidad indígena donde la dimensión poética resalta y, como veremos, adquiere un verdadero "temple de ánimo".
Afirmamos que este eje poético se hace presente en el uso de palabras-términos y cantos indígenas, lo que ordena el texto. El doble registro en el uso de textos quechuas, sigue el orden del mito andino, donde la ritualidad del canto antecede y prosigue la violencia, canto y violencia son las que marcan el ritmo del relato. Así, el ritmo mismo de lo relatado toma una dimensión poética, donde la poesía aflora para dar cuenta de la dimensión indígena no comprendida, sólo la metáfora poética occidental y el texto poético ritual andino permiten la representación de toda situación crucial del relato, intercalándose.
El personaje principal y voz del relato, Ernesto, rememora y añora su pasado contacto con los indígenas , este contacto es lo que provee de un tipo de acceso a la realidad que sólo puede desembocar en la comprensión de carácter poética ya sea a en términos occidentales o en términos indígenas..."Los jefes de familia y las señoras, mamacunas de la comunidad, me protegieron y me infundieron la impagable ternura en que vivo" (Arguedas, 1967, p. 59). Por ello, este recurso a lo poético nos hace reflexionar respecto del género. En el plano de la búsqueda de la homogeneidad este texto debe ser incluido, como ya afirmamos, en el plano de la novela, sin embargo, la textualidad paralela que en él confluye da cuenta de una recuperación de textos rituales que, en nuestro lenguaje, pueden ser considerados como folclóricos y simultáneamente como poéticos, por lo cual la transtextulidad del relato nos hace poner en cuestión el carácter único de novela del libro. ¿Cómo cerrar los ojos frente al carácter etnopoético del texto?
El autor textual desarrolla una compleja tarea creativa en la confección de los distintos huaynos y textos rituales presentes en el libro, algunos corresponden a recopilaciones, otros son recreaciones en las cuales el estilo poético tradicional de estos textos se adapta al sentido del relato y, particularmente, a la voz de Ernesto, identificándose estas textualidades no occidentales como recurso para la configuración del escenario de la novela, en tanto su contexto de recepción será el de la literatura occidental.
Corresponde por ello citar a Van Dijt, en tanto según él... "la identificación de un discurso literario ­como tipo­ depende en última instancia de las funciones socioculturales de este tipo de discurso" (Van Dijt, 1980, p. 118). Arguedas, autor empírico, recopiló en su vida numerosos huaynos y textos tradicionales, y una vez puesto en el esfuerzo de escribir echa mano de ellos intentando ser coherente, tanto con el sentido del texto que va creando como con la cultura quechua.
La originalidad respecto de la transtextualidad de esta obra la llevó en muchas ocasiones a ser incomprendida, en tanto, desde este recurso a la textualidad tradicional quechua rompe con la visión habitual respecto de lo que una novela debe ser. En la introducción del texto Katattay, de Arguedas, Alberto Escobar nos señala...
"no está fuera de sitio recordar que ­en más de una ocasión­ la crítica reprochó al escritor de Agua esa desconcertante facilidad con que, el narrador Arguedas, perseguía instancias líricas que terminaban por obstruir el decurso narrativo, o que tendían a relajar ­como en Los ríos profundos­ la limpidez y coherencia de las estructuras novelescas"

Rios Profundos.

Vemos en la transtextualidad de esta novela la expresión más concreta de la síntesis no consumada, lo que imposibilita la verdadera comunicación, como ya afirmamos, al no significar la transtextualidad una síntesis de categorías lingüísticas y culturales, pasa a convertirse en una herramienta para expresar el desencuentro cultural. La transtextualidad es la estrategia para expresar la imposibilidad de la comunicación.
El tema de la transtextualidad al interior de la teoría del texto resulta una temática que es posible de remitir a la poética de Aristóteles, sin embargo, su tratamiento a nivel metodológico, en el terreno del análisis textual, resulta un empeño reciente, siendo los postulados de Gennet útiles para nuestro análisis de Los ríos profundos. Gennet identifica una serie de casos de intertextualidad, los cuales son aplicables a este texto.
El primero de ellos es el de la intertextualidad, el cual se refiere a la presencia concreta de un texto en otro. El ejemplo más característico de él es la cita, también la alusión representa un caso representativo de ello. En la intertextualidad consciente y explícitamente se invoca un texto, trayendo este texto ajeno al contexto del discurso que se ha presentado.
En el caso puntual de los cantos rituales, de los tipos recopilados y recreados, se trata de una alusión directa a un tipo de texto, en el caso de la recreación, que no sólo inventa un texto desde los patrones quechuas, sino que reproduce en forma fidedigna el contexto cuyo sentido define la comprensión del mundo desde la cosmovisión indígena. En otros casos, la intertextualidad es una cita directa de un canto recopilado por Arguedas autor empírico6, el cual es utilizado por Arguedas autor textual. A modo de ejemplo de una cita, podemos mencionar que así contaban las mujeres de su despedida a Ernesto, texto recopilado por Arguedas en su condición de etnógrafo7, el que se introduce en la novela para ilustrar la salida de la comunidad en la que Ernesto se formó...
¡Ay warmallay warma
¡no te olvides de mi pequeño
yuyuykunlin, yuyuykunkyn!no te olvides!
Jhatun yuark' orko'
Cerro blanco
kutiykachimunki;hazlo volver;
abrapi puquio, pampapi puquio
agua de la montaña,
manantial



(Arguedas, 1967).
En este texto nos es posible descubrir un autor textual poseedor de un metalenguaje, o discurso implícito en torno la literatura, que genera su texto desde una textualidad en la cual se presentan contrapuestos elementos que provienen de la metalengua de la textualidad novelesca occidental y de la metalengua del texto etnopoético quechua. Respecto a ello cabe mencionar que"Una teoría empíricamente adecuada de la literatura tiene al menos dos componentes principales: Una teoría de textos literarios y una teoría de la comunicación y del contexto literarios, teorías que están, claro, sistemáticamente relacionadas".

Reflexión.

Vale la pena que recordemos que cuando comunicarse se torna imposible sólo queda el constatarlo y en ello se refleja el alma completa. En la novela Los ríos profundos, como en el ejedrez de Aureliano Buendía en Cien años de soledad, resulta incongruente sostener un rito que hace interactuar sistemas de signos por medio de la interacción de los individuos desde el acuerdo total respecto de las reglas. En nuestra opinión, en esta novela de Arguedas, se intenta graficar la no existencia de un real acuerdo sobre las reglas asumidas, entendiendo a éstas como los contenidos culturales expresados desde los valores y hacia los símbolos.
En este texto, la experiencia histórica dentro de la cual se desenvuelve el contacto intercultural en la novela, resulta en el relato de un simulacro en el que, a lo largo de un ciclo de la naturaleza (un año), el personaje y voz principal "Ernesto" nos relata su experiencia interna, en la cual las puestas simbólicas recurrentes, las quechua y las peruanas occidentalizadas, poseen contenidos diversos y hasta contradictorios. La síntesis es sólo aparente, y la angustia expresada por el autor textual, es la angustia no sólo frente a la síntesis incompleta sino que, también, es propia de aquel desasosiego que provoca la constatación de la falsedad de la comunicación, una comunicación falsa que surge desde el encuentro de códigos que son paralelos, pero no sincréticos.
Por ello la transtextualidad presente en la obra responde a la composición de una textualidad heterogénea, por momentos inconexa. Vemos que en este libro las reglas históricas que generan al acto comunicativo, se contradicen particularmente con el primado de singularidad del texto mismo, él responde a la norma homogeneizante definida por la novela en la cultura occidental, pero en su composición resulta en un collage donde se reunen retazos de la cultura quechua y la occidental peruana, en un proceso donde el paralelismo de textos nos permite apreciar la dolorosa imposibilidad de la síntesis e, incluso, como sostenemos, la imposibilidad de la comunicación misma.
La afirmación fundamental que plantearemos en este trabajo consiste en la afirmación de la existencia de una transtextualidad que evidencia el intento y, al mismo tiempo, la imposibilidad de la comunicación intercultural. El "sueño de la comunicación" se ve truncado por la existencia de textualidades originadas en sistemas culturales distintos y sólidos, el quechua y el occidental, de manera tal que el autor textual en la voz de Ernesto no hace más que expresar lo doloroso de esta incomunicación, la cual, desde el reposo en la naturaleza, pronto intermedio entre ambos sistemas simbólicos, termina resolviéndose en la opción de Ernesto por la cultura quechua.
El punto cumbre de esta elaboración textual se encuentra, para nosotros, al finalizar este relato, cuando Ernesto, voz esencial, opta por la cultura quechua debido a la constatación de la mayor eficiencia de esta para dar solución a la ansiedad que la peste origina. Es la resolución de la tragedia final del relato...
"Llegarían a Huanupata, y juntos allí, cantarían o lanzarían un grito final de harahui, dirigido a los mundos y materias desconocidas que precipitan la producción de los piojos, el movimiento menudo y tan lento, de la muerte. Quizá el grito alcanzaría a la madre de la fiebre y la penetraría, haciéndola estallar, convirtiéndola en polvo inofensivo que se esfumaría tras los árboles. Quizá"(Arguedas, 1967, p. 260).
La peste es la situación límite donde se expresa los modos contradictorias de asumir la existencia, por parte del mundo andino y del mundo occidental. La situación desencadena el retorno a la identidad quechua, frente a la ineficiencia de mundo occidental para dar respuesta a la angustia frente a lo inmanejable. En su final el libro sintetiza aquello que en nuestra opinión es la esencia del texto, la demostración de la imposibilidad del encuentro, como intentaremos demostrar en este ensayo.

Reflexion.



José María Arguedas es no sólo un autor clave del canon literario peruano, sino también una figura emblemática de la cultura nacional. El marco simbólico de la conmemoración de los cien años de su nacimiento resulta sin duda oportuno para intentar reflexionar sobre la recepción de su obra. Los estudios de la recepción ofrecen, por cierto, un amplio abanico de posibilidades. Centraré mis reflexiones de manera muy sintética en sólo tres aspectos: la trayectoria de la crítica arguedista, la relevancia teórica de la obra de Arguedas, y la dimensión social y simbólica de su figura.


lunes, 13 de mayo de 2013

Agua - Obra de José María Arguedas.

San Juan de Luucanas, tiene como tema central el mal reparto del "Agua" para las comunidades por disposición de Don Braulio Felix, el principal hacendado más poderoso y un hombre abusivo y explotador.

La ausencia de lluvias hace necesaria una repartición justa de las aguas analizadas, pero Don Braulio suele entregarla solo a sus allegados y amigos, también a propietarios blancos o mestizos como él, mientras que a otros los odia. En las tierras de los comuneros indios se secan; la repartición de esta se realiza cada semana en la plaza del pueblo donde se convoca a los pobladores.

Llegan el niño Ernesto y el cornetero Pantaleón luego se asoman otros muchachos o maktillos; todos ellos son escoleros o escolares, todo el pueblo oyendo la música tocada por Pantaleón o Pantocha todos se divierten, los primeros comuneros en llegar a la plaza son los tinkis, que se precian de ser los más valientes y osados; luego aparecen los de San Juan o sanjuanes los mas miedosos. Pantaleón que había vivido un tiempo en la costa, el trata de infundir ánimos en los comuneros para que se enfrentan a los abusos de Don Braulio, mientras tanto llega a la plaza Don Pascual el repartidor de agua o semanero, el está ya decidido de contrariar a Don Braulio por su explotación dando el agua de la semana a los comuneros pobres que más la necesitan, de pronto en un momento llega Don Braulio que al enterarse de lo sucedido tira balazos y a uno de los comuneros lo hiere causándole una herida, mientras el pueblo huía del lugar Pantaleón gritaba para darles ánimos de contrariar a Don Braulio.

Un día después de lo ocurrido el niño Ernesto va a enfrentar a Don Braulio en su haciende, le tira la corneta de Pantocha a la cara haciéndolo sangrar el de inmediato ordena que golpeen al niño pero este se dio a fuga del lugar, refugiándose en un pueblo llamado Utek'pampa donde él puede darse cuenta que los indios de ese pueblo se hacen respetar sus derechos y son libres de cualquier abuso, lo opuesto a su pueblo natal.

lunes, 6 de mayo de 2013

Imàgenes de Josè Marìa Arguedas.















EL SEXTO



EL SEXTO


Es un recuento de la injusticia y la opresión en la que se ve sumergido el Perú. En esta novela se relata la historia de Gabriel Osborne, sus días en la cárcel, la organización interna y los grupos que se forman. Con una clara intención de denuncia, esta obra nos muestra el destino de los presos políticos, de los delincuentes comunes, condenados al encierro y la constante tortura. Pero además es un relato de la sobrevivencia del hombre. A través de la lucha por encontrar justicia, el sentido de pertenencia, cualquier cosa que pueda ser capaz de soportar su estancia en El Sexto.
 Las referencias a la situación política y las prácticas de los dirigentes, la mención a la explotación de los empresarios norteamericanos, la complicidad del gobierno, las dos ideologías opositoras, los apristas o comunistas, se resume todo un mundo que configura al país en ese penal.
 Una violencia que se repite una y otra vez, la cultura de la tortura, de la que aún cuando existan pequeñas batallas que se ganan, al final, nada cambia, sólo persiste la esperanza de acabar algún día con la injusticia.
 Ahí solamente se puede esperar, creer, luchar, morir. “Te falta una fe política, Pacasmayo, eso te ayudaría a mantener tu serenidad” le insisten sus compañeros.
 Una creencia, el recuerdo de un pueblo, disciplina, la música. Es un microcosmos de la sociedad. Pero aún cuando parece contarnos la vida desde determinada posición política o ideológica, el comunismo, el aprismo, se deja ver un sentido humanista, una reflexión por lo qué somos y podemos ser. Es un resumen de la tragedia humana que significa no saber cuando es el momento para detener la injusticia.
 Con un lenguaje crudo la novela nos traslada a la locura humana, a la desesperación, pero también muestra la capacidad del hombre para sobreponerse a las adversidades, por su razón, por sus ideales, por sus principios. Una novela de preguntas, de constantes confrontaciones que nos enfrentan, escenas que dejan ver la miseria humana.
 José María Arguedas con esta novela nos demuestra su gran talento y podemos, al leerlo, acercarnos a una joya de la narrativa hispanoamericana.

Vida de José María Arguedas.





JOSE MARIA ARGUEDAS: SU VIDA, SU OBRA Y SU MUERTE

Documento compilado y mejorado por el Dr. Fernando Durand Mejía ex alcalde del distrito limeño de San Luís por dos periódos (2003 al 2010), Vice presidente de la Asociación Nacional de Médicos del Seguro Obrero -(FF y R), ler Vice Pdte FEMULP, Consejero Nacional del Consejo Nacional de Salud y presidente fundador de  la organización política San Luís Renace.

1911
José María Arguedas Altamirano nació en Andahuaylas (Apurímac) el 18 de enero de 1911. Su padre fue Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas.

1913
Cuando tenía dos años y medio de edad, falleció su madre, víctima de "colecistitis calculosa y peritonitis"; pasó entonces a vivir a la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.

1915
En 1915, su padre, al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de LucanasAyacucho, se trasladó a dicha sede.

Padre de Arguedas


1917
Su padre en 1917 se casó con una rica hacendada de San Juan de Lucanas, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco. El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordó siempre. La familia se instaló en Puquio, la capital de la provincia, donde se relaciona con Racila Ramírez Suarez y Malaquías Ferrel Castillo (amigos de toda la vida)

1919
En 1919, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre, que era del partido contrario, fue removido de su cargo de Juez y tuvo que tornar a su oficio de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia.
Esta parte de la infancia de Arguedas estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco.  Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, como relatara en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965. Esta señora maltrató mucho al pequeño José María que se refugió en el cariño de los indios peones de la hacienda.

Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de su tía. La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente: “Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (...) Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación con él. (...) Yo fui relegado a la cocina (...) quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo, como mozo. (...) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.”

En la cocina de la casa, doña Cayetana le dio la ternura que le hacía falta y en las tierras lucaninas de músicos, danzantes y comuneros que trabajaban felices en sus faenas, aprendió a cantar, a enamorar en quechua y también a admirar la fuerza de los comuneros, siempre compitiendo entre ellos para arar más profundamente la tierra, limpiar una acequia, bailar en la fiesta del agua o en su apoyo a los danzantes de tijeras preferidos.

1921
En julio de 1921 a los 10 años, se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano mayor Arístides; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivieron durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas. Para José María fueron los años más felices de su vida.

José María Arguedas y sus hermanos Arístides y Nelly


1923
En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. Esta etapa de su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos profundos: “Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. (...) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. (...) Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. (...) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. (...) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo.”

En Abancay ingresó, junto con su hermano Arístides, como interno en el Colegio “Miguel Grau de los Padres Mercedarios”, mientras su padre continuaba su vida itinerante.

1925
En 1925 sufrió un accidente que lo llevó a perder dos dedos de la mano derecha.

1926
En 1926 empezó sus estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar San Luis Gonzaga, de Ica en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta entonces su infancia. Allí sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos.

1927
Deja el internado pero continúa sus estudios en Ica. Viaja a Huaytará donde vive el padre separado de la madrastra.

1928
En 1928 se trasladó a la ciudad de Huancayo, continuando allí sus estudios e iniciándose como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha.

1929
Es matriculado en el colegio de los Mercedarios en Lima.

1930
En 1930 pasó una larga temporada en Yauyos, al lado de su padre. De los cursos correspondientes a sus dos últimos años estudiantiles (1929-1930), rindió exámenes en el Colegio “Nuestra Señora de La Merced” de Lima, a base de los estudios que hizo sin maestro alguno en la sierra.

1931
En 1931 ingresó  de 20 años a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima en la facultad de Letras, estableciéndose en la capital. Algunos han asegurado que en esa época, cuando tenía algo más de veinte años, se vinculó al Partido Comunista entonces naciente, pero que se apartó de él porque hubo quienes le enrostraron un acendrado “indigenismo”.

Poco después comienza su carrera de escritor indigenista publicando obras como "Agua" (cuentos) y “Yawar fiesta” (su primera novela).
Escritor, antropólogo y etnólogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la corriente indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza.
La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Se debe destacar su estudio sobre el folclore peruano. Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante. Traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna.
1932
A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año 1932, se vio forzado a ganarse la vida y entró a trabajar como auxiliar en la Administración de Correos.

1933
En 1933 publicó su primer cuento: Warma kuyay (amor de niño).

1934
Publica los cuentos Los comuneros de de Akola y los comuneros de Utej-Pampa" en el semanario La Calle. Y en el suplemento dominical de la Prensa de Lima otros dos:  Kollatay-pampa y “El Vengativo”.                                                                                                                    

1935
En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires. Colección de cuentos integrada por: Agua, Los escoleros y Warma kuyay.  Traducida al ruso, alemán, francés e inglés por La Literatura Internacional, de Moscú.

JMA

1936
En 1936 fundó con Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros, la revista Palabra, en cuyas páginas se ve reflejada la ideología propugnada por José Carlos Mariátegui, se expresa su definición socialista.

1937
En 1937, Arguedas seguía militando en las vertientes más avanzadas del movimiento estudiantil universitario. Integró, en efecto, el Grupo Rojo Vanguardia, que en 1937 respondió aguerridamente a la provocación del régimen de entonces -el Mariscal Oscar R. Benavides- echando a la pileta del Patio de Derecho de la Universidad de San Marcos, al general Camarotta, el oficial italiano que había llegado al país enviado por Mussolini para “reorganizar” la policía peruana.

Como se recuerda, por lo menos dos de quienes participaron en esa acción, cayeron luego en manos de la policía: Manuel Moreno Jimeno y José María Arguedas. Y un tercero -Genaro Carnero Checa- pudo huir del país para preservar su libertad.

Los detenidos fueron flagelados bestialmente por la policía de entonces y recluidos en el Cuartel más siniestro de la época: “El Sexto” por 8 meses, donde sufrieron execrables vejámenes. Precisamente “El Sexto” se denominó una de las primeras obras de Arguedas, que marcó un hito para los jóvenes de entonces y de posteriores generaciones.

1939
Lograda ya su Licenciatura de Literatura en San Marcos en 1937, inició su carrera docente en el Colegio Nacional “Mateo Pumacahua de Sicuani, en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía (1939-1941).   Allí, junto con sus alumnos, llevó a cabo un trabajo de recopilación del folclor local. Descubrió entonces su vocación de etnólogo.
Paralelamente contrajo matrimonio con Celia Bustamante Vernal, promotora de la Peña Cultural Pancho Fierro (1939), un legendario centro de reunión de artistas y intelectuales
Conoce al padre Jorge C. Lira en la parroquia de Calca, y realiza los primeros estudios de folklore en el departamento de Antropología de la Universidad San Antonio Abad, con Efraín Morote Best y Josafat Roel Pineda.
Celia y José María se conocieron en la peña "Pancho Fierro", un local que ella había fundado con su hermana Alicia Bustamante en 1936. El amor surgió entre rejas, cuando las hermanas hacían labor social en "El Sexto", donde Arguedas estaba recluido. Se casaron el 30 de junio de 1939 en Sicuani, Cusco, localidad en la que el escritor fue nombrado profesor de una escuela de alumnos quechuahablantes. Ella era un año menor que él.

 Con Celia Bustamante en Supe

José María y un tigrillo
De vuelta en Lima, construyeron una casa de playa en Supe. El lugar se convirtió en el epicentro de las amistades comunes, entre quienes se encontraban el poeta Emilio Adolfo Westphalen y el pintor Fernando de Szyszlo. José María y Celia eran la prueba del amor, pero sobre todo de la lealtad. Por eso, cuando los amigos entrañables, como el poeta Manuel Moreno se enteraron del rompimiento, la noticia les impactó hondamente: "Me duele muchísimo la conducta de José María para contigo, peor con ustedes que le dieron lo mejor de su vida", le escribió Moreno Jimeno a Celia: "Qué crueles y tenebrosas son las pasiones, sobremanera cuando hacen presa de espíritus tan complejos y débiles como el de José". Cuando Celia se enteró que debido al divorcio los amigos dejaron de frecuentar al novelista, ella los buscó para que volvieran a hablar con él. La lealtad la mantuvo hasta el final.
Las depresiones que lo impulsaban a considerar la muerte como salida lo lanzaban a refugiarse en cada mujer que le permitiera la tranquilidad que necesitaba para escribir. Lo cierto es que todas eran espejismos, porque siempre volvía a Celia. Por ejemplo, en septiembre de 1964, luego de afirmar que la dependencia sentimental excesiva es un signo de inmadurez, le cuenta a su ex esposa lo que logró con el tratamiento de su psiquiatra Lola Hoffmann: "Así (ella) ha conseguido destruir dos mitos: la señora S. (Sybila) liquidó a la señora Beatriz. Y no debo luego depender de ninguna señora en cuanto a mi posibilidad de creación". Pero luego se fue a vivir con Arredondo, mientras que le escribía a Celia, en 1966: "Estás y estarás en mí hasta mi último latido", y al año siguiente se casó con Sybila. De las cartas se desprende que Arguedas nunca pudo aliviarse del "injusto dolor enterrado".

 Arguedas y su hija
 José María y Blanca Varela
Padre Lira y JMA en Calca - Cusco
 1941-1942
En 1941 publicó  Yawar Fiesta, su primera novela. Revisada  en 1958.
Entre octubre de 1941 y noviembre de 1942, fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro (1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.

1944-1945
En 1944 presentó un episodio depresivo caracterizado por decaimiento, fatiga, insomnio, ansiedad y probablemente crisis de angustia, por lo cual pidió licencia repetidas veces en su centro de labor docente. Este episodio lo describió en sus cartas a su hermano Arístides y brevemente en sus diarios insertados en su novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo; en una de esas cartas (con fecha 23 de julio de 1945) dijo: “Yo sigo mal. Van tres años que mi vida es una alternativa de relativo alivio y de días y noches en que parece que ya voy a terminar. No leo, apenas escribo; cualquier preocupación intensa me abate totalmente. Sólo con un descanso prolongado, en condiciones especiales, podría quizá, según los médicos, curar hasta recuperar mucho mi salud. Pero eso es imposible.” Se recuperó, pero eventualmente tendría otras recaídas posteriores.

1947
En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952).

JMA y Jaime Guardia con otros músicos

1948-1949
En 1948, se le redujeron las horas de clases y el sueldo de profesor que recibía en el Ministerio de Educación, bajo la acusación de hacer propaganda comunista. Finalmente fue cesado (1949). Eran los días de la dictadura de Manuel A. Odría. Sin embargo, continuó ejerciendo diversos cargos en instituciones oficiales encargadas de conservar y promover la cultura.

Llevó a cabo importantes iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país. Por su gestión directa, Jacinto Palacios, el gran trovador andino, grabó el primer disco de música andina en 1948.   Los teatros Municipal y Segura abrieron sus puertas al arte andino.

1950
Entre 1950 y 1953 dictó cursos de Etnología y Quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones. Concluye la especialidad de Antropología en San Marcos.

1953
En 1953 fue nombrado Director del Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo Nacional de la Cultura Peruana, cargo en el que permaneció durante diez años; simultáneamente dirigió la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario).

El cuento La muerte de los hermanos Arango, que publicó en 1953, obtuvo el primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México

1954

Publica en la revista Letras peruanas el cuento Orovilca”. Y en el volumen editado en Lima por Mejía Baca la novela corta Diamantes y pedernales.
1955
Gana el premio de cuento El Nacional de México con “La muerte de los hermanos Arango.”
1957
Luego de concluir sus estudios de Antropología, volvió a Puquio en 1955 junto con Josafat Roel Pineda y el sociólogo francés Francois Bourricaud e hizo un trabajo de campo que le sirvió para escribir el libro “Puquio: una cultura en proceso de cambio”. En ese viaje, él y Josafat Roel recogieron una segunda versión del mito de “Inka Ri”, luego que el propio Roel y el antropólogo Oscar Núñez del Prado, lo oyeran por primera vez, algunos meses antes, a los K`eros del Cusco.
A fin de complementar su formación profesional, se especializó en la Universidad de San Marcos en Etnología, de la que optó el grado de Bachiller el (20 de diciembre de 1957) con su tesis La evolución de las comunidades indígenas, trabajo que obtuvo el Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado 1958. Por entonces realizó su primer viaje por Europa, becado por la UNESCO, para efectuar estudios diversos, tanto en España como en Francia. Durante el tiempo que permaneció en España, Arguedas hizo investigaciones entre las comunidades de la provincia de Zamora, buscando las raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para su tesis doctoral: Las Comunidades de España y del Perú, con la que se graduó el 5 de julio de 1963.

1958
En 1958 publicó Los ríos profundos, novela autobiográfica, por la cual recibió en 1959 el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma. Esta novela ha sido considerada como su obra maestra. Por entonces empezó a ejercer como catedrático de Etnología en la Universidad de San Marcos (de 1958 a 1968). Fue reeditada en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.
Participa como Asesor Cultural del club Provincial Andahuaylas con sede en Lima.
1960-1962

CARTAS : En una carta de ese año a John Murra, comentándole la corrupción sexual en la prisión de El Sexto, confesaba el origen de algunas de sus ideas sobre la mujer: "Yo me crié casi sin hogar, huérfano, con una madrastra cruel y un padre vagabundo, por causa creo que principalmente de sus desavenencias con su mujer. Pero mi padre era muy católico; un caballero a la antigua, puro, con el sentido clásico de la pureza moral, muy especialmente sexual. Para mí la mujer constituyó siempre, y sigue siendo, un ser angelical, la forma más perfecta de la belleza terrena. Hacerla motivo del "apetito material" constituía un crimen nefando y aún sigo participando no solo de la creencia sino de la práctica" (carta del 21/11/1960). Un año después, consolidada su amistad con Murra, se animaba a confesiones más explícitas: "He padecido en estos dos últimos meses una aguda crisis de mi dolencia nerviosa que viene de antiguo. Tuve una niñez y una adolescencia bárbaras, oscilando entre la ternura infinita de gente que sufría (los sirvientes quechuas de mi madrastra) que me protegieron, la ternura de mi padre muy o algo controlada por su antiguo concepto de la autoridad paternal y la brutalidad de un hermanastro y una madrastra, especialmente de mi hermanastro que era un verdadero monstruo de egoísmo y maldad.(...) Pero en ninguna parte encontré durante la infancia la protección verdadera para recibir armoniosamente el despertar deslumbrante y terrible ante el mundo, y en mi adolescencia estuve solo" (carta del 12/11/1961).
 
El 6 de enero de 1962 escribe la primera carta dirigida a la Dra. Lola Hoffman, una psiquiatra junguiana chilena de origen letón que atendió a Arguedas durante los años 60. Ya el escritor había comenzado a viajar a Santiago de Chile huyendo de las inquietudes de Lima: "Ahora, a la semana de mi llegada a Lima, me siento otra vez, abatido. En Santiago, y en casa de Gaby me sentía como en un paraíso. Todo era afecto. Y mis entrevistas con usted me volvieron a la vida. En sus palabras encontré de veras el fondo de donde surgían las tenazas que estaban apretándome y la más dura de ellas cayó instantáneamente. Encontré en usted y en la mamá de Gaby algo de la imagen de la madre, y en Gaby a la hermana que nunca tuve. (...) La noche víspera de mi viaje recibí dos invitaciones 'muy significativas' a las que no pude aceptar. E hice el viaje de retorno un poco desgarrado. Esas invitaciones confirmaban la principal esperanza que usted me devolvió; que puedo interesar todavía.
Una de las jóvenes me dijo que “era yo tierno y patético'. Es decir que en Chile uno puede ser amado por el espíritu; aquí eso es muy raro. Y esa joven solo me oyó cantar en quechua (...) Lo que ansió es ser amado con pureza." Luego confiesa a la doctora Hoffman que al llegar a Lima tuvo una relación con su esposa (Arguedas escribe "exposa", errata que no puede dejar de considerarse significativa) "prolongada y excesiva", que le hizo mucho daño; amaneció deprimido y alejado de ella. La carta se extiende acerca de la hostilidad que siente en su país, por el que querría poder seguir luchando. Pero admite que ha caído en postración y se ve impotente: "No puedo escribir, no puedo leer sino muy limitadamente”.

1961
En 1961 publicó su novela El Sexto, por la cual se le concedió, por segunda vez, el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma (1962). Dicha obra es un relato novelado de su experiencia carcelaria en el famoso penal situado en el centro de Lima, clausurado en 1986.

1962
Publica su poema A nuestro creador Tupac Amaru”. Es contratado a tiempo parcial como profesor de Etnologia por la Universidad Nacional Agraria de la Molina en Lima.(1962-1969)
En 1962 editó su cuento La agonía de Rasu Ñiti. Viajó en ese mismo año a Berlín Occidental (Alemania), donde se llevó a cabo el primer coloquio de escritores iberoamericanos, organizado por la revista Humboldt.

1963
En 1958, JMA pidió a la Unesco una beca para viajar a España y tratar de responder a la pregunta cuánto de España hay en las comunidades peruanas. Nunca antes antropólogo latino americano alguno había formulado un plan de trabajo como ese. Su libro “Las comunidades de España y Perú”, fue su tesis de doctorado en San Marcos en 1963,

En 1963 fue nombrado Director de la Casa de la Cultura del Perú, donde llevó a cabo una importante labor profesional; sin embargo, renunció al año siguiente, como gesto de solidaridad para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura.

1964
En 1964 publicó su obra más ambiciosa: Todas las sangres, novela de gran consistencia narrativa, en la que el escritor quiso mostrar toda la variedad de tipos humanos que conforman el Perú y a la vez los conflictos determinados por los cambios que origina en las poblaciones andinas el progreso contemporáneo. En ese mismo año se le reconoció su labor de docente otorgándosele las Palmas Magisteriales en grado de Comendador y una Resolución Suprema firmada por el presidente Fernando Belaúnde Terry dándole las “gracias por los servicios prestados a favor de la cultura nacional”. Fue nombrado también Director del Museo Nacional de Historia, cargo que ejerció hasta 1966.



1965
Se edito ese año El sueño del pongo. Cuento


En el Primer Encuentro de Narradores de Arequipa, en 1965, Arguedas contó, por primera vez en público, parte de esos acontecimientos traumáticos de la infancia. "Voy a hacerles una confesión un poco curiosa: yo soy hechura de mi madrastra. (...) Como a mi me tenía tanto desprecio y tanto rencor como a los indios, decidió que yo había de vivir con ellos en la cocina, comer y dormir allí (...) Los indios y especialmente las indias vieron en mí exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia de que por ser blanco acaso necesitaba más consuelo que ellos... y me lo dieron a manos llenas.
Pero algo de triste y de poderoso al mismo tiempo debe tener el consuelo que los que sufren dan a los que sufren más, y quedaron en mi naturaleza dos cosas muy sólidamente desde que aprendí a hablar: la ternura y el amor sin límites de los indios, el amor que se tienen entre ellos mismos y que le tienen a la naturaleza, a las montañas, a los ríos, a las aves; y el odio que tenían a quienes, casi inconscientemente, y como una especie de mandato Supremo, les hacían padecer. Mi niñez pasó quemada entre el fuego y el amor". Enseguida completó esta antinovela familiar con el recuerdo de su hermanastro, trece años mayor que él. El escritor recordó, en esa oportunidad, la humillación a que lo sometía, aunque evitó detalles de los atropellos sexuales que su hermanastro le obligaba a presenciar. Un día, luego de una de esas aventuras indecibles, lo acusó de haberle perdido un poncho de vicuña; en el momento no lo castigó pero más tarde, cuando el niño comía en la cocina de la servidumbre, entró violentamente, le quitó la sopa que estaba tomando y se la tiró en la cara diciéndole: "no vales ni lo que comes". "Yo salí de la casa —contó Arguedas— atravesé un pequeño riachuelo, al otro lado había un excelente campo de maíz, me tiré boca abajo en el maizal y pedí a Dios que me mandara la muerte".
 
En 1965, luego de divorciarse de su primera esposa, se casó con la dama chilena María Matilde Sibyla Arredondo Guevara , quien lo acompañó hasta el final de su vida. Años después Sybila estuvo presa en el Perú acusada de tener vínculos con el grupo terrorista Sendero Luminoso conocida con el apelativo de "Luisa" apoyando a Socorro Popular y tras ser liberada volvió a su país en el 2002.

 Sybila y sus hijos

Sybila y el senderismo 

1966
La depresión de Arguedas hizo crisis en 1966, llevándolo a un primer intento de suicidio por sobredosis de barbitúricos el 11 de abril de aquel año. Desde hace algunos años, el escritor venía recibiendo múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus padecimientos en sus escritos: “Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. (...) He vuelto fatigadísimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el médico nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi infancia" (carta a John Murra, 28 de abril de 1961). “Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Temo que el Seconal no me haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento más aniquilado y quienes viven junto a mí no lo creen o acaso sea más psíquico que orgánico. Da lo mismo. (...) Tengo 55 años. He vivido bastante más de lo que creí” (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril de 1966). A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de sus amigos y renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio de Educación, con el propósito de dedicarse solamente a sus cátedras en la Universidad Agraria y en la de San Marcos.
Arguedas había roto su vínculo con Celia para formalizar su relación con Sybila Arredondo, con quien decidió quedarse luego de cancelar un romance con otra chilena, conocida sólo por el nombre de Beatriz. Terminó por vivir con Arredondo no obstante que por esos días le escribió a Celia: "Sybila no me inspira nada. (...) No ama mi trabajo; es una criatura dominada por lo material. (...) No me pregunta nunca por lo que hago ni proyecto". Eso decía para justificar su conducta ante la mujer con la que compartió 26 años de vida y soportó infidelidades, como lo reconoció él mismo en una carta de julio de 1965: "Acuérdate de que olvidé por completo a la joven de Apata (Vilma Ponce, con la que se relacionó entre 1954 y 1956). Pero ella me auxilió a retomar el hilo de ‘Los ríos profundos’. Allá lo reempecé y seguí escribiéndolo de seguido, como ‘Todas las sangres’, luego del estímulo, completamente extinguido, de Beatriz ".
En reiteradas cartas, manifiesta al Alcalde Carlos Flores Pinto su profundo anhelo de volver a descansar a su Andahuaylas
En la revista Kachkanirajmi aparece su poema Katatay (temblar).
Para tratar su mal se puso en contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a manera de tratamiento, que continuara escribiendo.

1967
De este modo publicó otro libro de cuentos: Amor mundo y todos los cuentos (1967), y más adelante, su obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Se casa con Sybila Arredondo.

1968
En 1968 terminó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido jefe del departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se consagró a tiempo completo. Ese mismo año le fue otorgado el premio “Inca Garcilaso de la Vega”, por haber sido considerada su obra como una contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su famoso discurso: No soy un aculturado.


Viaja a Cuba como jurado de los premios de la Casa de las Américas.
1969
El 20 de agosto de 1969, en Santiago de Chile, el escritor peruano José María Arguedas escribió: "He luchado contra la muerte o creo haber luchado contra la muerte, muy de frente, escribiendo este entrecortado y quejoso relato. Yo tenía pocos y débiles aliados, inseguros; los de ella han vencido. Son fuertes y estaban bien resguardados por mi propia carne. Este desigual relato es imagen de la desigual pelea". El fragmento formó parte del "¿Ultimo diario?" incluido en la novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).

Fue en la Universidad Nacional Agraria la Molina que se suicidó con un disparo en la cabeza el 28 de noviembre de 1969  víctima de una depresión profunda y fallece 5 días después (2 de diciembre).

Cementerio de El Angel
Sin embargo, por esta época se agudizaron nuevamente sus dolencias psíquicas y renació la idea del suicidio, tal como lo atestiguan sus diarios insertos en su novela póstuma: “Yo no voy a sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador, profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan las que me relegarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en todas partes, no me sería posible tolerar ese destino. O actor, como he sido desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarentitrés años, o nada” (Epílogo, 29 de agosto de 1969).  Finalmente renunció a su cargo en la Universidad Agraria y el 28 de noviembre se encerró en el baño de la universidad y se disparó un tiro en la cabeza, a causa del cual murió, después de pasar cinco días de penosa agonía (2 de diciembre). El mismo día del disparo fatal, le había escrito lo siguiente a su esposa Sibyla: “¡Perdóname! Desde 1943 me han visto muchos médicos peruanos, y desde el 62, Lola, de Santiago. Y antes también padecí mucho con los insomnios y decaimientos. Pero ahora, en estos meses últimos, tú lo sabes, ya casi no puedo leer; no me es posible escribir sino a saltos, con temor. No puedo dictar clases porque me fatigo. No puedo subir a la Sierra porque me causa trastornos. Y sabes que luchar y contribuir es para mí la vida. No hacer nada es peor que la muerte, y tú has de comprender y, finalmente, aprobar lo que hago.”